La familia de Picasso

Conocer más sobre la familia de Picasso

La familia malagueña

La familia Ruiz Picasso

José Ruiz Blasco (Málaga, 1838-Barcelona, 1913), padre de Picasso, era muy alto y delgado, pelirrojo, pálido, pecoso; estas características hicieron que fuera apodado “el inglés”. De porte elegante y encanto especial, en su juventud era ingenioso y bromista pertinaz. Fue un “ dandy” aficionado a los toros y al cante flamenco, frecuentador de cafés y de los burdeles, según algunos biógrafos. Tras pasar por las clases de dibujo del pintor García Chicano en el Instituto, en 1851 continuó como alumno de la recién inaugurada Escuela de Bellas Artes de Málaga, en una época en la que comenzaba una época dorada para la pintura en la ciudad. Obtuvo premios en el Liceo en 1862 y 1872, y se especializó en los temas de animales (aves, especialmente) y naturalezas muertas, sin conseguir destacar especialmente entre sus contemporáneos, pero adquiriendo cierto peso en los círculos artísticos locales y manteniendo gran amistad con sus principales representantes. En 1875, José Ruiz fue contratado como profesor sustituto en la asignatura de Dibujo Lineal y de Adorno; y en 1879 consiguió su nombramiento como Profesor Ayudante de dicha especialidad. En diciembre de ese mismo año, fue también designado conservador y restaurador del Museo Municipal, en cuya sede habilitó un pequeño taller para la realización de sus propias obras; no obstante, este cargo estuvo sujeto a una gran inestablidad. En 1879 también alquiló un piso en el número 36 de las Casas de Campos, en la Plaza de la Merced, junto a sus hermanas solteras Josefa y Matilde. Según tradición familiar, José tuvo una prometida que falleció; tiempo después, comenzó a cortejar a Amelia Picasso, pero sus planes cambiaron al conocer a su prima, María Picasso López. El 8 de diciembre de 1880, el maduro profesor contrajo al fin matrimonio con ella, al parecer más por la insistencia de sus hermanos que por su propio gusto. Tuvieron tres hijos: Pablo, Dolores y María de la Concepción. Profesionalmente, José Ruiz aspiraba a poder ascender a catedrático (su sueldo de Ayudante era modesto, en una Escuela que sufría constantes problemas económicos), pero era casi imposible por la competencia de otros pintores, y por elló fijó su objetivo fuera: en 1884, 1887 y 1890, solicitó una vacante existente en la Escuela de Bellas Artes de La Coruña, logrando ser nombrado profesor numerario de la Cátedra de Dibujo de Adorno y Figura en abril de 1891. Se trasladó a La Coruña junto a su familia en octubre de ese año. Más tarde optó al puesto de profesor en la Escuela de la Llotja en Barcelona, mudándose de nuevo con su mujer y sus hijos en 1895 a la Ciudad Condal. Allí murió, el 3 de mayo de 1913, siendo el único de los hermanos que quedaba con vida.

 

María Picasso López, la segunda de las hijas de Francisco Picasso Guardeño e Inés López Robles, nació en 1855 en la desaparecida calle Don Iñigo, en el barrio de El Perchel. Su encuentro con José Ruiz debió producirse hacia 1878, en casa de su prima Amelia Picasso González (hermana del general Juan Picasso), que era la que se preveía como futura esposa del pintor. Casados el 8 de diciembre de 1880, comenzaron a vivir en el piso que tenía alquilado don José, en el número 15 de la Plaza de la Merced. Allí nació su primogénito Pablo, el 25 de octubre de 1881; vendrían después María Dolores (1884) y María de la Concepción (1887). Picasso heredó su físico: era bajita y muy morena. Se le recuerda como mujer muy vital, extrovertida, decidida y tolerante, amante de la lectura y del teatro. Apenas conoció la enfermedad. Apoyó siempre a su hijo Pablo, y el amor que éste le profesó se manifiesta en sus recuerdos y en su obra; el último retrato que le dedicó está datado en Antibes en 1923, con motivo de la visita de doña María para conocer a Paul, su primer nieto.

 

Tras unos años de estancia en La Coruña, la familia se trasladó definitivamente a Barcelona en 1895. Dolores Ruiz Picasso, hermana del artista, se casó en 1909 con el médico neuropsiquiatra Juan Bautista Vilató Gómez, hijo del catedrático de Neurobiología de Barcelona y de una malagueña. Tuvieron seis hijos: Juan, José (que adoptó como pintor el seudónimo J. Fin), María Dolores, Pablo, Javier y Jaime. María Picasso convivió con ellos desde 1926, en dos pisos sucesivos (en el Paseo de Colón y en el Paseo de Gracia); contaba en una entrevista Javier Vilató que “éramos como una tribu: siempre juntos, muy juntos. La familia la llevaba sobre todo mi abuela, aunque mi madre no dejaba de bregar con los churumbeles”. También afirmaba que, siendo él niño, doña María le entregaba cada día “El Noticiero” envuelto en una faja de papel y con un sello para que lo llevara a Correos, con destino a su hijo Pablo, en París; y que algunos pintores acudían a verla antes de marchar a la capital francesa, haciendo de recaderos para ella. Murió en 1938, en plena Guerra Civil. Juan Vilató Gómez falleció en 1947, y Lola Ruiz Picasso en 1958. Ella y su familia guardaron en Barcelona los cuadros, dibujos y cuadernos que Pablo había dejado allí al instalarse en la capital francesa. Tras el fallecimiento de Lola en 1958, sus hijos, los hermanos Vilató Ruiz, continuaron conservándolos hasta la donación del artista a la ciudad de Barcelona, el 23 de febrero de 1970, en memoria de su amigo Jaime Sabartés, de las prácticamente mil fotografías que reproducían sus obras.

 

María de la Concepción Ruiz Picasso, la hermana menor de Picasso, nacida en 1887 en Málaga, murió siendo una niña, en 1895, en La Coruña, víctima de la difteria. No se conservan fotografías de ella; sólo dos pequeños retratos a lápiz hechos por el artista, al que su muerte afectó mucho. En 1935, daría su nombre a la primera hija que tuvo, que más tarde sería más conocida como “Maya”.

Los Ruiz

Los primeros miembros conocidos del linaje paterno de Pablo Ruiz Picasso no se apellidaron Ruiz, sino León. El más antiguo de ellos fue el hidalgo Juan de León. Fue en el siglo XVII cuando se perdió el apellido León: al parecer, no era raro en la época que se impusiera arbitrariamente a los hijos apellidos distintos a los propios; así ocurrió con Gaspar León de la Romera, nacido en 1670, quien tomó el de su padrino, Ruiz.

Su nieto, José Ruiz de Fuentes, fue comerciante de tejidos, tintorero, músico aficionado y administrador del Conde de la Camorra. Su esposa, Mª Josefa Almoguera, provenía de una familia de plateros cordobeses, que dio también al mundo priores, obispos, ermitaños y notarios. El matrimonio residió en Málaga desde 1808. El tercero de sus hijos, Diego Ruiz de Almoguera (Córdoba, 1799-Málaga, 1876), fue el abuelo paterno de Picasso.

Casado en 1820 con María de la Paz Blasco Echevarría (Málaga, 1800-1860), tuvo once hijos, de los que José, el padre de Picasso, fue el octavo; demostró su amor a las artes matriculando a dos de ellos, Pablo y José, en las clases gratuitas de pintura impartidas en el Instituto por José García Chicano.

Uno de los sobrinos de María de la Paz Blasco Echevarría y primo del padre de Picasso, fue el abogado Juan Nepomuceno Blasco Barroso; con su esposa María de los Remedios Alarcón, oficiarían en 1881 como padrinos del bautizo de Pablo.

De sus once hijos, debemos destacar a  Carmen  y a Manuel. Carmen Blasco (Málaga, 1882-1927) está considerada, junto a Ángeles Méndez Gil, en La Coruña, uno de los amores adolescentes de Picasso. La relación, iniciada en el verano de 1896, jamás llegó a prosperar, entre otras cosas porque la reserva y discreción burguesas de la muchacha estaban muy lejos del carácter cada vez más liberal y bohemio del joven artista. Se vieron por última vez en 1901 durante la breve de éste en Málaga.

Manuel Blasco Alarcón (Málaga, 1899-Torremolinos, 1992) fue autor de dos libros sobre su primo segundo: “Picasso insólito” y “Picasso para niños”. Su único encuentro con él tuvo lugar en Mougins, el 29 de septiembre de 1968.

 

Los hermanos Ruiz Blasco

Volviendo al matrimonio Ruiz Blasco, atenderemos a algunos de sus hijos. La mayor de ellos fue Josefa (Málaga, 1825-1901), “la tía Pepa”, retratada al óleo por Picasso en 1896. Se caracterizaba por su fuerte genio, sus excentricidades y extremada religiosidad. Vivió unos meses con sus hermanos Matilde y José en la Plaza de la Merced, hasta la boda de éste (1880), momento en el que pasó a depender de los cuidados de otro de los hermanos, Salvador. Su muerte coincidió con los días de la última visita de Picasso a Málaga, en 1901.


Diego (Málaga, 1830-Cádiz, 1884) fue secretario particular del duque de Osuna y artista aficionado: pintaba bodegones e imágenes de santos y copiaba a Rubens y Velázquez. Casado con una gaditana, Trinidad Pastorino Magariño, murió sin descendencia.

Pablo Ruiz Blasco (Málaga, 1833-1879) se dedicó al sacerdocio, aunque también cultivó su gusto por las artes (recordemos que había recibido clases de pintura con su hermano José) coleccionando esculturas y cuadros religiosos. Canónigo licenciado en Teología, en 1861 fue nombrado beneficiado de la catedral malagueña y en 1874 obtuvo en ella la canonjía lectoral, siendo Catedrático de Lógica del Seminario malagueño en 1876. En este mismo año, se hizo cargo de sus hermanos al producirse la muerte de don Diego Ruiz de Almoguera. Fallecido dos años antes de que Picasso naciera, en su recuerdo recibió su nombre de pila.

Salvador Ruiz Blasco (Málaga, 1844-1908), el menor de los hermanos, estudió Medicina en Granada. Médico de Sanidad marítima del puerto malagueño, trabajó durante un tiempo en el lazareto de Mahón, cofundando, de regreso a su ciudad, el Instituto de Vacunación. Hombre de múltiples ocupaciones de carácter benéfico y entusiasta de las artes, fue uno de los miembros de la familia que más apoyó económicamente la carrera del joven Picasso. A su colección pertenecieron los óleos de su sobrino La Primera Comunión (1896), El monaguillo (1896) y Ciencia y Caridad (1897), que pasaron en 1918 a Lola, su sobrina y hermana del artista; sus herederos los donaron en 1970 al Museo Picasso de Barcelona.

Ricardo Huelin y Ruiz-Blasco (Málaga, 1912-1991) fue nieto de Salvador Ruiz, hijo de María de la Paz Ruiz-Blasco Marín y Ricardo Müller.  Funcionario del Ministerio de Comercio y académico de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, se dedicó a la investigación histórica; fue autor del libro “Pablo Ruiz Picasso” (1975), donde estudia la niñez malagueña del pintor y su saga familiar. Vivió durante una temporada con su tía segunda Lola Ruiz Picasso en Barcelona, tras el fallecimiento en 1952 de su madre y su tía Concepción.

Los Picasso

El apellido “Picasso” proviene de la Liguria italiana, donde se mantiene en vigor hoy en día. Se tiene amplia noticia de un pintor llamado Matteo Picasso (1794-1879), nacido en Recco (Génova), de estilo neoclásico tardío, dedicado especialmente al retrato. Aunque se sospecha de su parentesco con la rama de los antepasados del artista malagueño, las investigaciones no han llegado a determinarlo con seguridad. Dicha rama directa procede de Sori (Génova), pudiendo remontarse hasta un tal Tommaso Picasso (1728-1813). Su hijo Giovanni Battista, casado con Isabella Musante, fue el tatarabuelo de Pablo. De este matrimonio nació, entre otros seis hijos, Tommaso (Sori, 1787-Málaga, 1851), marino que probablemente sufrió en primera persona las consecuencias de la anexión de Génova al imperio napoleónico en 1805. Los navegantes habían de elegir: bien se limitaban a la ruta con Marsella, bien adoptaban la bandera de Malta o de Inglaterra para poder desarrollar sus actividades en otros puertos, enemigos de Francia. Tomás parece haber optado por esta posibilidad, pues hacia 1807 lo encontramos establecido en Málaga, junto a su hermano Giovanni Luigi, y es más: casado en 1810 con María Guardeño (Cabra (Córdoba), 1798-Málaga, 1869), hacia los años 40 del siglo constan él y sus dos hijos varones como súbditos británicos en varias relaciones del consulado inglés de la ciudad. Tomás fue alumno del Colegio de Náutica y, posteriormente, capitán de un queche perteneciente a la flota de don Manuel Agustín Heredia.

El primero de sus seis hijos fue Juan Bautista Picasso Guardeño, marino y capitán de buques; su único descendiente varón es especialmente reseñable: el general Juan Picasso González (Málaga, 1857-Madrid, 1935), que ha pasado a la historia como el autor del “Informe Picasso”, relativo a las responsabilidades del desastre de Annual de 1921. Dicho informe provocó la caída del gobierno y el golpe de estado de Miguel Primo de Rivera en 1923; nombrado Hijo Predilecto de Málaga en 1922, Pablo llegó a conocerlo y tratarlo, siendo como era primo de su madre. La sexta y ultima hija de Juan Bautista Picasso fue Amelia Picasso González, que fue cortejada por José Ruiz Blasco antes de conocer a su prima, María Picasso.

 

Las hermanas Picasso López

Las seis hijas del matrimonio Picasso-López fueron Aurelia, María, Inés, Eladia, Heliodora Francisca y Heliodora.

Aurelia (1853-1876) casó en 1874 con el joyero de origen italiano Baldomero Ghiara del Peral (Málaga, 1849-1924), que, junto a Salvador Ruiz Blasco, ayudó económicamente a Pablo Picasso a realizar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. El artista le hizo un retrato y le regaló el óleo sobre tabla “Pareja de ancianos” (La Coruña, 1894), que donó al Museo Provincial de Bellas Artes de Málaga en 1923. Su joyería estuvo en el antiguo número 9-15 de calle Granada.

Eladia (1859-1943) y Heliodora (1863-Torremolinos, 1941) convivieron con su hermana María y su cuñado José Ruiz Blasco en el número 17 de la Plaza de la Merced, colaborando en la educación de su sobrino Pablo.

Sus parejas

Fueron varias las mujeres que establecieron una relación prolongada con Picasso, pero él no solía romper por completo su relación con éstas: cuando el amor se acababa, el arte mantenía vivo el vínculo con ellas. El artista conservó el ritual de llevar a sus parejas a los lugares de su juventud.

La primera de las siete parejas que se le conocen a Pablo Picasso fue Fernande Olivier, aunque su nombre real era Amélie Lang. Su relación empieza en una noche de tormenta de 1904, en la que ella se refugia en casa del pintor, y durará hasta 1912. Una de las crisis que sufrieron por desatención del artista tuvo como causa la consagración de Picasso a su trabajo, especialmente a una serie de dibujos que le llevaron a terminar, en junio de 1907, la tela emblemáica del arte moderno, Las señoritas de Avignon, aunque ésta no fue exhibida hasta nueve años más tarde. En 1909, Fernande cayó enferma y Picasso, poseído por su fobia a la enfermedad y a la muerte, no fue capaz de aceptarla. Influido por la trágica experiencia del fallecimiento de su hermana pequeña, Conchita, el artista cayó en un miedo crónico a la enfermedad porque la concebía como la muerte. En 1911, Picasso visitó la cervecería parisina L’Ermitage donde quedó prendado de la que sería su próxima pareja, Eva Gouel. En 1912, el artista alquiló un estudio en el Bateau Lavoir, donde mantenía en secreto su relación con Eva Gouel, mientras que Fernande, que vislumbraba el nuevo camino apasionado del artista, abandonó a Pablo por otro hombre dando por acabada la relación.

Su relación con Eva Gouel, cuyo nombre verdadero era Marcelle Humbert, fue corta, desde 1912 a 1915, pero intensa. Ella, que era la antítesis de Fernande, devuelve a Picasso la locura del amor y éste lo expresa simbólicamente refiriéndose a ella en sus cuadros con el seudónimo de “Ma jolie” inspirado en la canción de moda de entonces, “Dernière Chanson”, de Harry Fragson. Juntos compartieron la vivencia del esplendor del cubismo sintético. Representada como una mujer afligida con el cabello suelto, los pechos desnudos y la prensa en la mano, revelaba el estado de la enfermedad que, en diciembre de 1915, le llevó a la tumba. Picasso plasmó su desconsuelo en una de sus obras cumbres, el “Arlequín” del Museo de Arte Moderno de Nueva York, que realizó durante la enfermedad de su amante.

Dos años después, en 1917, cuando Picasso trabajaba para el ballet Parade, conoció en Roma a una bailarina de los Ballets Rusos, llamada Olga Khokhlova, que cambiaría radicalmente su vida y con la que mantuvo su relación más larga hasta 1935. Se casaron un año después, el 12 de julio de 1918, y a partir de ese momento vivieron entre salones elegantes relacionándose con lo mejor de la sociedad europea, pero esto terminó incomodando a Picasso. En 1921 tuvieron su único hijo, Paul, y se convirtió en la figura en la cual el pintor volcaría la iconografía del “periodo clásico”, aunque sin perder la identidad del cubismo. Cuatro años más tarde la relación empezó a inestabilizarse con disputas domésticas que provocaron que el carácter del pintor se volviera amargo y violento viéndose esto reflejado en sus obras en el apogeo del surrealismo, sobre todo a partir de 1925-26. El encuentro de Picasso con Marie-Thérèse Walter en 1927 supuso el distanciamiento de la pareja. El estilo del pintor cambió al introducir éste a su nueva amante en su producción en detrimento de los apacibles retratos de su aún pareja, Olga. En 1935 iniciaron los trámites de un divorcio que solo haría posible el fallecimiento de Olga porque ésta nunca se lo concedió.

Con Marie-Thérèse Walter mantuvo su segunda relación más prolongada y fue el único amor del que no se ha sabido nunca cuándo comenzó y cuándo llegó a su fin. Su irrupción en la vida del pintor desembocó en la plasmación de su atracción hacia el erotismo en sus obras. Junto a ella el pintor dio origen a la grandeza de sus trabajos en hierro desde 1928 a 1930. Ella fue la musa constante de muchos de los grabados de la “Suite Vollard” y la modelo que representó la quietud de los instantes en el periodo de las formas redondeadas. En 1935, Picasso tuvo con ella a su segundo hijo, María de la Concepción (Maya). Experimentó junto al pintor el nacimiento de su obra escrita, pero la irrupción de Dora Maar en la vida de Picasso en 1936 la alejó de ser la única protagonista de sus producciones. Aunque su relación se fue desvaneciendo, Picasso le continuó brindando su ayuda económica hasta su muerte en 1973. Ella acabó ahorcándose en el garaje de su casa en 1977.

En 1935, a través de Paul Éluard, durante la presentación de Le crime de Monsieur Lange, Picasso conoció a la que había sido la fotógrafa de plató, Dora Maar, aunque su verdadero nombre era Henriette Markovitch. Esta mujer, con quien Picasso mantuvo una relación hasta 1944, se consagró como una pieza clave del tablero surrealista y fue quien fotografió el proceso de “Guernica”. En 1941, fue precisamente en el domicilio de Dora Maar donde Picasso escribió su farsa El deseo atrapado por la cola. Dos años después, Françoise Gilot entró en la vida de Picasso y Dora empezó a alejarse de los retratos que el pintor le había hecho y de los cuales aún compartía algunos con Marie-Thérèse Walter.

Tras conocer a Françoise Gilot en 1943, la pintora se convirtió en la modelo que presidió la obra de Picasso y éste la inmortalizó durante una década en cientos de dibujos, esculturas, óleos y grabados. Permaneció junto al pintor durante los años en que trabajó para el Partido Comunista Francés y consolidó su posición como amante y madre de los dos últimos hijos de Picasso, Claude y Paloma. La relación se fue deteriorando hasta que, en 1953, se separaron llevándose ella a sus hijos a París y dejándole como herencia el no reconocimiento del apellido Picasso a éstos.

Ese mismo año, Jacqueline Roque apareció en la vida de Picasso y fue la imagen que encumbró el pintor en la última época de su producción hasta su muerte en 1973. De manera secreta, contrajeron matrimonio en 1961 en Vallauris. Ella experimentó con Picasso la descarga del violento erotismo en la obra del pintor, resultado de la vitalidad sexual que él aún mantenía y que ella sustentó. En 1986, trece años después de la muerte del pintor, Jacqueline acabó con su vida dándose un disparo en la sien.

Hijos, nietos y sobrinos

Durante su relación con Olga Khokhlova, Picasso experimentó la paternidad por primera vez con el nacimiento de Paulo el 4 de febrero de 1921. Paulo fue quien más sufrió la separación de sus padres porque, tras la ruptura, Olga se encargó de decidir su educación, aunque Picasso nunca dejó de atender sus necesidades. Paulo fue la inspiración para que Picasso recuperase la serenidad de las formas y el estilo neoclásico. A partir de 1935, que es cuando Olga y Picasso rompen su relación, Paulo deja de ser el modelo de su padre como consecuencia del distanciamiento físico. No obstante, el pintor mantuvo una relación personal cercana con su hijo hasta el final de su vida. Tanto es así que Paulo incluso llegó a ejercer como chófer de su padre durante varios años. De su primer matrimonio con Émilienne Lotte, que duró tan solo tres años (1950-1953), nacieron los dos primeros nietos de Picasso, Pablito y Marina. De su segundo matrimonio con Christine Pauplin (1962), Paulo tuvo a su tercer hijo, Bernard. Paulo falleció el 4 de junio de 1975 a causa de un cáncer de hígado.

El día después de la muerte de Pablo Picasso (8 de abril de 1973), su nieto, Pablito, que era politoxicómano y tenía una severa predisposición a las depresiones, se quitó la vida bebiéndose una botella de lejía. Su nieta, Marina, es la autora de la polémica biografía del pintor, “Picasso, mi abuelo”. A ella se le debe la primera incorporación importante a los fondos artísticos del Museo Casa Natal Picasso de Málaga: la carpeta de grabados Sueño y mentira de Franco, donada en 1989. Por su parte, Christine Ruiz-Picasso, la segunda mujer de Paulo, donó al mismo lugar diez libros ilustrados con obra gráfica original en 1992, así como las más de 200 obras que constituyeron la colección permanente del Museo Picasso de Málaga en 2003. Su hijo, Bernard, forma parte del patronato del museo como copresidente de FABA, la fundación española que cuenta con un fondo propio de obras de Picasso, además de otros autores contemporáneos.

Junto a Marie-Thérèse Walter, Picasso fue padre por segunda vez de una niña a la que llamaron María de la Concepción (Maya) en recuerdo de la difunta hermana del pintor. Su afecto hacia su nueva hija se vio reflejado tanto en sus temas como en sus poemas o cartas porque, durante unos meses de 1935, Picasso cambió el pincel por la pluma y trató de describir detalladamente la metamorfosis de la pequeña Maya. En 1945, al final de la guerra, Picasso decidió que sus dos hijos se conocieran cuando Paulo tenía veinticuatro años y Maya diez. Con ella, al igual que con Paulo, también mantuvo la relación. Tanto es así que cuando Maya conoce a Claude y Paloma, ella se da cuenta de la vulnerabilidad de los niños que están expuestos a las confrontaciones y tensiones entre Pablo, Olga y Françoise, por lo que decide hacerse cargo de ellos y cuidarles como si fuera su niñera. En 1955, Maya decide separarse de su padre, al que había acompañado en todo su camino como si fuese su secretaria personal, y emprende su propio rumbo. Ella vivió en Madrid algún tiempo, donde estudió, y también convivió en Barcelona con la familia de su tía Lola. Se casó con Pierre Widmaier y juntos tuvieron tres hijos: Olivier, Richard y Diana. Olivier es el autor del libro “Picasso, retratos de familia”. Diana ha comisariado tres exposiciones sobre Picasso: “Picasso Mania” (2015), “Picasso y Maya: Padre e hija” (2017) y “Picasso: la escultura” (2018).

Tras la guerra, el pintor ya había iniciado su nuevo romance con Françoise Gilot quien sería la madre de sus últimos dos hijos, Claude y Paloma, en 1947 y 1949 respectivamente. Ambos se convirtieron en una nueva fuente de inspiración para Picasso que recuperó con ellos la imagen de la inocencia y descubrió la espontaneidad, la inmediata captación de las cosas y la intuición natural, lo que será clave en su propio trabajo. Sin embargo, a finales del verano de 1953, Françoise Gilot se marcha del lado del pintor llevándose con ella a sus dos hijos y el pintor queda muy afectado por separarse de ellos. Actualmente, Claude es el máximo responsable de Picasso Administration, la entidad que representa a los herederos de Picasso. Mientras que Paloma es diseñadora de moda franco-española especialmente conocida por sus diseños de joyas y la marca de perfume que lleva su nombre.

Por último, hay que mencionar a la familia Vilató. Gracias a su donación, gran parte de los fondos de objetos personales y cuadros que pertenecieron a la familia Ruiz-Picasso se exponen en el Museo Casa Natal Picasso de Málaga.. Dos de los hijos de Lola Picasso, José (más conocido como Fin) y Javier, fueron conocidos artistas en los campos de la pintura, la escultura, el grabado y la ilustración. Tras la Guerra Civil, ambos fueron rescatados del campo de concentración de Argelès por su tío Pablo Picasso, quien les ayudó a iniciar su carrera artística en París. Fin aparece en una famosa foto de Robert Capa en la que Picasso sostiene la sombrilla de Françoise Gilot con Fin Vilató justo detrás de ambos.

Javier Vilató también tuvo dos hijos, Xavier y Adela. Xavier, al igual que su padre, aprendió pronto las técnicas de grabado y pintura. En 1975 comenzó su carrera artística y ha trabajado de manera simultánea con grabados, pintura y cerámica. De las más de treinta exposiciones individuales que ha efectuado en Francia y en el extranjero, dos significantes retrospectivas las realizó en 2005 en la Fundación Casa Natal de Picasso en Málaga.